BARRA LIBRE.
Alfredo Quezada Hernández.
CASI UN LUSTRO DEL HIJO DE ATANASIO.
Se le esfumó el tiempo al solteron.
Se le hizo bolas el engrudo y le habrá de quedar a deber a millones de veracruzanos.
La deuda moral es impagable, como tambien fue abultada su irresponsabilidad pero sobre todo fue su valemadrismo lo que no le permitió cumplir con la palabra empeñada en campaña.
Estos casi cinco años se los paso, como su inventor, repartiendo culpas, evadiendo su responsabilidad. Las excusas lo atraparon, sus justificaciónes absurdas lo llevaron al fracaso y de paso terminó perjudicando a los veracruzanos.
Le valió madre la entidad.
El estado lo tiene en el abandono, el campo sin apoyo, los hombres del dinero no arriesgan su capital y prefieren instalar sus empresas en entidades más seguras, donde el crimen organizado no impere, el alumnado no es atendido, la toma de escuelas es la constante, los planteles educativos sin docentes ya no es novedad y la falta de maestros frente a grupo es lo cotidiano.
La infraestructura hospitalaria no llegó a estar como en Dinamarca, pero ni en sueños. Al contrario, los nosocomios veracruzanos no tienen en existencia ni el cuadro básico de medicinas, y ya ni mencionar lo referente al material quirúrgico. En lo que a empleos y trabajo refiere la situación no mejora, la responsable de cuidar ese sector, según dicen es su media hermana, anda más ocupada y preocupada en sacar adelante el tema de la corcholata preferida, que en procurar a la clase trabajadora.
En las redes sociales circula un texto donde se pueden leer las amenazas y exigencias hacia los trabajadores de la dependencia que mal encabeza, allí se observa como intimida a sus colaboradores más cercanos ordenandoles que trabajen a favor de Sheinbaum Pardo.
En el tema de inseguridad nuestra entidad figura entre los primeros lugares, cifras donde sobresale el homicidio doloso, los feminicidios y el secuestro.
Las mentiras han sido lo cotidiano en estos casi cinco años de gobierno, los discursos son estériles y los resultados nulos.
La terquedad distingue al hijo de Atanasio.
Lo mostrenco lo trae en la sangre y el valemadrismo es lo suyo.
Pobre Veracruz.